Tenemos nuevo restaurante español en Saigón (y ya van tres). En esta ocasión una pareja de Barcelona con amplia experiencia en Vietnam (llevan viniendo once años por motivos personales) y en los fogones se ha afincado en el centro de la ciudad. Se encuentran en el cruce de Le Than Thon con Nam Ky Khoi Nguia.
Pasábamos con la moto por el centro y de repente vimos a un vietnamita tocando la guitarra sentado en una silla en la puerta del bar. ¡Tenía que parar! pasa pocas veces, pero cuando pasa te hace sentirte como un niño. Fue sentarnos en el Olé y estar como en casa, no sólo por la comida sino también por la amabilidad de Tony y Mónica y su personal. Además si estás buscando ambiente de habla hispana el Olé está repleto.
Entrando en el tema serio (la comida) probamos el pulpo a la gallega, también conocido en Galicia como pulpo "a feira" y pareció que estábamos en la Costa da Morte por un momento. El truco está en el cariño que le pone a la preparación del plato y a que traen el pulpo importado de España. La ternura era extrema y el pimentón (nada de paprikas...) le daban ese toque casero inimitable y muy difícil de conseguir.
El calamar rebozado es una copia exacta del "pescaíto frito" de Málaga, tierno, con un toque dulzón y nada aceitoso. Con el calamar Tony se ganó mi corazón para siempre porque ahora si que tengo un sitio en la ciudad dónde comer como en mi casa. ¡Gracias!
El chorizo frito está exquisito y muy finamente preparado. El Olé cuenta con una carta amplia (incluyendo por supuesto la archifamosa paella) pero no apabullante (ya sabéis que quién mucho abarca poco aprieta). Las patatas bravas son una apuesta segura, así como el gazpacho. Disponen de sangría, ¡cómo no!
En conclusión, si quieres saber a qué sabe España, a qué huele, a qué suena... el Olé es un sitio magnifíco para experimentar de primera mano la sensación de la comida española de mano de unos extraordinarios embajadores.
¡Mucha suerte en vuestra nueva aventura!
Pasábamos con la moto por el centro y de repente vimos a un vietnamita tocando la guitarra sentado en una silla en la puerta del bar. ¡Tenía que parar! pasa pocas veces, pero cuando pasa te hace sentirte como un niño. Fue sentarnos en el Olé y estar como en casa, no sólo por la comida sino también por la amabilidad de Tony y Mónica y su personal. Además si estás buscando ambiente de habla hispana el Olé está repleto.
Entrando en el tema serio (la comida) probamos el pulpo a la gallega, también conocido en Galicia como pulpo "a feira" y pareció que estábamos en la Costa da Morte por un momento. El truco está en el cariño que le pone a la preparación del plato y a que traen el pulpo importado de España. La ternura era extrema y el pimentón (nada de paprikas...) le daban ese toque casero inimitable y muy difícil de conseguir.
El calamar rebozado es una copia exacta del "pescaíto frito" de Málaga, tierno, con un toque dulzón y nada aceitoso. Con el calamar Tony se ganó mi corazón para siempre porque ahora si que tengo un sitio en la ciudad dónde comer como en mi casa. ¡Gracias!
El chorizo frito está exquisito y muy finamente preparado. El Olé cuenta con una carta amplia (incluyendo por supuesto la archifamosa paella) pero no apabullante (ya sabéis que quién mucho abarca poco aprieta). Las patatas bravas son una apuesta segura, así como el gazpacho. Disponen de sangría, ¡cómo no!
En conclusión, si quieres saber a qué sabe España, a qué huele, a qué suena... el Olé es un sitio magnifíco para experimentar de primera mano la sensación de la comida española de mano de unos extraordinarios embajadores.
¡Mucha suerte en vuestra nueva aventura!
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