martes, 21 de enero de 2014

Fuente: www.elmundo.es
Autor: David Jiménez
Cuando finalmente decidió regresar al país que había ayudado a bombardear, Chuck Searcy se preparó para soportar el rechazo de su gente. Pero las mujeres le sonreían en el mercado, los niños le saludaron en la calle y los soldados que habían luchado en el bando contrario le abrazaban cuando descubrían su pasado militar."No podía entender que no me odiaran"...




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